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sábado, 5 de noviembre de 2005

Sobre el IFE y sus retos, II

Con todo y lo problemáticos que han resultado los procesos internos de los partidos políticos para elegir a sus candidatos a la presidencia de la República, en general se puede aventurar que esos institutos van a salir bien librados de este trance. El PAN salió fortalecido con la elección de su candidato el doctrinario Felipe Calderón, a pesar de lo ríspidas que fueron sus precampañas, donde no se dejó ir oportunidad para descalificar o zancadillear al contrario. Aunque creo que no podría haber sido de otra forma: hay evidentemente una crisis de crecimiento como resultado de su acceso a las más altas esferas del poder nacional, y a que la posición presidencial se percibe cercana para refrendarla por un seguro periodo. En el PRI se aprecian aires de calma aparente, luego de la tormenta mediática que se desató sobre el renunciante Montiel; ahora lo vemos con dos precandidatos que más parecen uno, ante las pocas posibilidades que se advierten para Everardo Moreno ante la aceitada maquinaria madracista. Sin embargo será interesente observar el debate del jueves 3 –un día antes de que se publique esta columna en el canal 52. Pero ya se anuncia el tono cuando conocemos las declaraciones de Moreno a El Universal: “hay puntos de vista similares entre Roberto Madrazo y yo, porque pertenecemos a un mismo equipo”.
En el PRD ya cuentan con candidato único desde hace rato, y Andrés Manuel continúa su batallar por mantenerse en los titulares de la prensa impresa y electrónica, ahora con la denuncia de un nuevo complot que para variar se gesta en el ciberespacio, la tierra de nadie. Y en el partido verde pasean a su joven y fresco paladín, Bernardo de la Garza, a quien muchos le desearían mejor suerte que la que parece irse cocinando en las ollas podridas de la negociación.
Se aproximan ahora las definiciones del resto de las camadas políticas que buscarán las posiciones legislativas federales y locales, el ejecutivo estatal y los ayuntamientos guanajuatenses. La habilidad de las dirigencias se pondrá a prueba, con el fin de evitar la lamentable tendencia a convertir a los partidos en agencias de colocaciones. Ojalá que los procesos internos privilegien la detección de auténticas vocaciones de servicio y las capacidades que demanda el servicio público, así como un necesario espíritu de sacrificio republicano… generosidad pues. Los buscachambas y arribistas deberían derivarse a las agencias de empleo o a los contratistas privados.
Como siempre los árbitros de la contienda, el IFE y el IEEG, se colocarán en el foco de la atención –o del ataque de estos impetuosos competidores, que no escatimarán oportunidad para achacarles mil y un torpezas o incluso oscuras e inconfesables intenciones. Ni modo: así son las competencias que demandan la intervención de terceros “imparciales” que hagan respetar las reglas, incluso en contra de los siempre inconformes afectados. Y entrecomillo el adjetivo porque dudo mucho que exista tal cosa. Nuestras opiniones y juicios preconcebidos nos acompañan siempre, pues son parte de nuestro bagaje cultural, son “obstáculos epistemológicos” como bien lo señaló el psicólogo del espíritu científico Gastón Bachelard. De lo que se trata es de ser conciente de los mismos y evitar su ingerencia excesiva en el arbitrio. Eso es lo que llamamos ser un “profesional”. Y esa es la tarea que debe enfrentar el IFE, sus consejeros y su aparato logístico y administrativo: ser profesionales.
Es natural que la temperatura del ambiente político se contagie a los espacios de arreglo y consenso donde se deben construir los acuerdos básicos para posibilitar el ejercicio civilizado de la competencia. El desacuerdo es congénito a la esencia humana. Pero siempre hay que buscar encauzarlo y conducirlo por las vías institucionales con el fin de que se convierta en factor de sintonía y sincronía, no de atonía y ruptura.
Este fin de semana habrá una reunión nacional de consejeros electorales locales del IFE. Los 192 consejeros locales y los nueve generales nos reuniremos para capacitarnos, dialogar y compartir convicciones acerca de nuestra tarea. Es una excelente costumbre que el instituto ha mantenido desde su ciudadanización plena en 1997. En esas reuniones se establecen elementos mínimos y compartidos que permitan desarrollar comicios uniformes y de similar efectividad a lo largo del territorio nacional. Ya les comentaré las novedades de esa reunión en mi próxima colaboración. Por lo pronto mantengámonos al alba de los procesos internos de los partidos, que prometen aún más recreación de la buena. Yo por eso no me pierdo a los parodiantes de “el privilegio de mandar”. Valga el comercial.

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