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viernes, 26 de noviembre de 2010

Desde Caldas para Guanajuato

Desde Caldas para Guanajuato

Publicado en Milenio de León.



Desde el miércoles pasado llegué a la ciudad de Manizales, Colombia, donde participo en el primer foro latinoamericano “Historia y cultura de un continente”, que impulsa la Asamblea del Departamento de Caldas para conmemorar sus 100 primeros años de esta asamblea legislativa, así como el bicentenario de la independencia de gran parte de las naciones hispanoamericanas. Con ese motivo se estableció una iniciativa denominada “América habla”, dentro de la que se inserta este encuentro de carácter académico e histórico. Se convocó a dos países como invitados especiales, México y Guatemala, y para el primero se invitó en concreto a una representación del Congreso del Estado de Guanajuato, y a la Asociación de Cronistas de Guanajuato. La intención fue establecer vínculos formales entre ambos cuerpos legislativos, pero incluir dentro de un acuerdo amplio a instituciones académicas, como la asociación de cronistas y eventualmente con la Universidad de Guanajuato. Yo asistí invitado por los cronistas para impartir una conferencia, que titulé “La construcción de la nacionalidad mexicana a través de los dos siglos de independencia”, y que defendí ayer con éxito.


La “delegación” mexicana fue muy bien recibida por la Asamblea de Caldas, cuyo pleno suspendió su sesión vespertina del miércoles para recibirnos y escuchar los mensajes individuales que dirigimos desde el estrado de esa máxima representación departamental. Los diputados guanajuatenses Juan Ramón Hernández Araiza, presidente de la Comisión para el Bicentenario de la Independencia Nacional del congreso de nuestro estado, y Eduardo Ramírez Pérez, del partido Convergencia, entregaron un par de obsequios que envió el congreso local: una réplica de la campana de la independencia –el “esquilón de San José”- y una vitrina que contiene reproducciones de los símbolos patrios de México. El profesor Aurelio Conejo, cronista de Tarimoro, habló a nombre de la Asociación de Cronistas del Estado de Guanajuato, y narró cómo gracias a los esfuerzos de él y de su hermano José, que hoy habita en Manizales, se concretó este proyecto de vinculación. Yo hablé a título personal para agradecer la invitación y ofrecer mi esfuerzo para que mi institución académica acepte una colaboración con la Universidad de Manizales.

Ayer jueves iniciaron las actividades académicas con varias alocuciones de políticos y académicos, acerca de diversos temas de carácter histórico de la región del Gran Caldas de Colombia. Yo estaba programado hasta el viernes, pero la representación de Guatemala, encabezada por su viceministra de Cultura, Elsa Beatriz Son, sufrió un retraso. Por ello impartí mi charla el mismo jueves, con un buen resultado.

Se definió el objetivo del foro así: “Recuperar nuestro acervo histórico para reconstruir nuestros imaginario y patrimonio cultural con el propósito de encaminarlos a un nuevo desarrollo como departamento y como continente, de tal manera que se establezcan nuevos lazos de amistad, proyección y cooperación internacional para Caldas con América Latina a través de un evento que año a año recupere y afiance nuestro raigambre cultural e histórico y nos catapulte con mayor fuerza a nivel nacional e internacional.” (americahabla.blogspot.com).

Me estimula mucho participar en estos eventos de carácter académico, pero con fuerte participación de actores políticos de varios países. Los “tomadores de decisiones” se involucran así en la promoción y la provocación del conocimiento de nuestras realidades regionales; se da el segundo paso de las relaciones internacionales, hacia las relaciones y vínculos personificados entre las regiones y las localidades de países hermanos.

El diputado local de Guanajuato, Eduardo Ramírez Pérez, declaró acerca de la importancia de la cooperación regional y una posible firma de pacto de hermandad de Guanajuato con el departamento de Caldas, a través de la Asamblea departamental. Por su parte el diputado Hernández Araiza destacó en su alocución las particularidades de Guanajuato y la trascendencia de hacer trabajo entre los jóvenes para reforzar los lazos culturales e interparlamentarios.

El profesor Conejo emitió una interesante y llamativa charla sobre las culturas madres del centro de México y de Guanajuato en particular, como las culturas Chupícuaro, la Puréhpecha, la Náhuatl y otras muchas. Con su experiencia docente no me extrañó que capturase la atención de los jóvenes estudiantes que nos acompañaron todo el tiempo.

En Colombia se reconoce la importancia de preservar el patrimonio material e inmaterial en la cultura regional. El presidente de los asambleístas de Caldas, Carlos Emilio Serna González, dijo que “Hoy es un punto de partida para la integración de las tres culturas de las regiones, que nos congregamos como somos México, Guatemala y Caldas. Igualmente el llamado a cerrar filas entre la dirigencia caldense local, nacional e internacional, para trabajar en el desarrollo de nuestra región”. Fue un placer convivir tres días con estos legisladores, con los académicos invitados y con los invitados de Guatemala, del ministerio y de la fundación Kakulhaa. América Latina se autoconoce y se reconoce, con avidez.

martes, 16 de noviembre de 2010

Feria de agravios y mentiras

Feria de agravios y mentiras

Publicado en de Guanajuato.

El principal obstáculo para poder establecer un diálogo factible entre la ciudadanía guanajuatense opositora al proyecto de urbanización de los bajos del cerro de La Bufa, y las autoridades municipales de Guanajuato capital, es el uso recurrente a la mentira y a la descalificación que estas últimas han establecido como uso y costumbre estos últimos meses.
Desde el principio la autoridad ha tachado a los ciudadanos opositores de desinformados, de falaces, de argüenderos, de acarreados, de oportunistas políticos, y de no sé qué otras cosas más. No me he dedicado a coleccionar los adjetivos que nos han endosado, pero son muchos, algunos rayando en el insulto y la calumnia, como sucedió en el caso del ingeniero Guillermo Smith, contra quien el alcalde ha lanzado graves acusaciones que nunca se ha preocupado en probar. No se me ha olvidado el insulto con que culminó su informe: “patanes”; así nos calificó.
Pero los insultos resbalan, pues no califican al destinatario sino al emisor. Así lo hemos entendido en “Guanajuato somos todos” y hemos establecido como política el respeto por la dignidad de las personas y las investiduras. No así a las decisiones que han tomado esas personas y autoridades. Las acciones sí son dignas de ser atacadas, criticadas y contrastadas con ideas frescas, con propuestas y con el ejercicio del debate intenso y enérgico.
Doy un ejemplo reciente de nuestra actitud: hace unos pocos días el empresario constructor se quejó con los administradores de nuestra red social en Facebook sobre algunas imágenes que empleaban el logo de su empresa y su nombre. Entre los casi cuatro mil miembros del grupo “Guanajuato somos todos” hay varios artistas y creativos que suben imágenes y caricaturas, algunas de ellas muy duras y directas. Así puede ser el arte: extremo y hasta ofensivo. Cecilia Barrera y Alfredo Segura, nuestros fundadores, decidieron atender la solicitud respetuosa del aludido y eliminar los materiales que consideró ofensivos. La gran mayoría del grupo aplaudió la medida. Seguiremos atacando las intenciones del proyectista, así como la decisión tomada por las autoridades, pero no insultaremos a las personas.
Suena fácil, pero es difícil mantener una actitud así en un entorno cada vez más viciado con mentiras, que ofenden la inteligencia de los ciudadanos de Guanajuato. Así acaba de suceder recién, con las declaraciones del alcalde que se publicaron anteayer en Correo: que la UNESCO “está totalmente de acuerdo con la expectativa del cambio de uso de suelo”, dijo. Y atacó: “me apena que haya tenido que llegar a esto, pero con ello acabaremos con las miserias y las mezquindades”. ¿Las miserias y mezquindades de quién? Me pregunto.

Ayer mismo el crispado alcalde fue desmentido por Francisco Vidargas Acosta, subdirector de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien declaró a Carlos García, corresponsal de La Jornada que “el organismo internacional está muy preocupado (…) ante el riesgo de que las construcciones afecten el entorno ambiental y provoquen una merma al valor universal de la ciudad de Guanajuato como Patrimonio de la Humanidad.” Y remata: “no sólo es falso que las autoridades locales hayan convocado a la UNESCO, sino que el munícipe priísta ni siquiera sabe el nombre correcto del director del Centro del Patrimonio Mundial del organismo multilateral”.

Así no vamos a lograr construir acuerdos mínimos sobre nuestra ciudad y su destino. Cuando se acude sin embozo a la mentira, estamos condenados a no creerle nada a nuestra autoridad municipal. Así no se puede…

viernes, 12 de noviembre de 2010

La Bufa y la ola del NO

La Bufa y la ola del NO

Publicado en Milenio de León.

En Guanajuato capital, la competencia entre los actores sociales y políticos que favorecen a alguna de las dos respuestas que se recabarán en el plebiscito del 5 de diciembre, en torno al cambio de uso de suelo en las faldas de La Bufa, El Hormiguero y los Picachos, se ha desatado con furia casi inmediatamente al terminar el Festival Cervantino. Una competencia totalmente inequitativa y ventajosa: por una parte los movimientos sociales que se han manifestado públicamente en contra de la intención de desatar la urbanización salvaje de una zona hoy considerada como área de preservación ecológica; versus el ayuntamiento -cada vez más desdibujado y dividido- y la empresa constructora, quienes han emprendido sendas campañas en los medios de comunicación, apabullantes, con un despliegue de dineros públicos y privados que sencillamente los ciudadanos no podemos igualar.
El municipio emprendió una ilegal campaña de “información” totalmente volcada en favor de los pretendidos “beneficios” del cambio de uso de suelo. Es ilegal porque el artículo 36 del reglamento de la Ley de Participación Ciudadana del estado señala que “Si la difusión del proceso la llevan a cabo las entidades públicas, estas se abstendrán de realizar campaña a favor o en contra del objeto del mismo.” El ayuntamiento incurre en violación flagrante de este precepto al insistir en las bondades de la urbanización. Decenas de miles de pesos del precario erario municipal se están dedicando a financiar esta campaña abusiva; recursos que se suman al millón 110 mil 761 pesos que el ayuntamiento logró exprimir de sus flacas partidas para pagarle al IEEG por el plebiscito.

Por su parte, el constructor desató una agresiva campaña donde lo que abunda es el dinero para pagar propaganda abundante, espectaculares, decenas de jornaleros que reparten papeletas debajo de las puertas -y huyen para evitar tener que dar explicaciones a los ciudadanos-, comilonas en las colonias populares, y cinco videopantallas que se ubican en diferentes sitios de la ciudad -con la anuencia obsequiosa del municipio- para abrumar a los ciudadanos con varios videos publicitarios, de pésima factura y de un gusto vulgar. Todos son materiales que simplifican al máximo las realidades, y mienten sin vergüenza con promesas de empleo abundante y de ausencia de afectación ecológica en la zona. Pero al final la única oferta concreta que le pueden hacer a la población es esa: empleo. Miles de empleos, en una danza de cifras que ha oscilado -al parecer según la temperatura del día- entre los mil y los seis mil empleos temporales, y los 50 a 700 empleos permanentes, hasta el extremo de ofrecer más trabajos que la Volkswagen o la Pirelli, que se instalarán con inversiones de cientos de millones de dólares en el Puerto Interior de Silao.
Pero esa única promesa evidencia una ausencia de sustento técnico. Así lo reconoció el propio dueño de Azacán. Y los especialistas no dejan de señalar que las promesas sólo son eso: promesas. No hay manera de que al momento de que se desate la fiebre constructora la empresa contrate únicamente a obreros guanajuateños. Quienes hemos construido en la ciudad de Guanajuato sabemos que nuestros maestros albañiles locales son escasos, y por lo mismo cobran más caro que sus colegas de Silao, Dolores Hidalgo o Romita. Tal vez no sea así en el caso de los peones. Pero estoy seguro de que el constructor no va a estar dispuesto a pagar sueldos superiores al promedio estatal a los obreros de la construcción, y va a traer trabajadores de donde los halle más económicos. Y esos trabajadores fuereños se asentarán donde les sea posible: en las colonias irregulares y precarias, acentuando el ya grave problema del crecimiento urbano desordenado e invasivo.
Las opiniones calificadas contrarias al proyecto ya hacen legión, y día a día se suman más especialistas en muy diversos ámbitos al rechazo ciudadano a la obcecación municipal. De los que me di cuenta esta semana, ya alzaron la voz el consultor y especialista financiero Rodrigo Zermeño, del Grupo de Asesores en Economía y Administración Pública (GAEAP), que evidenció con datos la falacia e imposibilidad de generar el número prometido de empleos. También supimos que el doctor en derecho y especialista en defensa de los derechos humanos Manuel Vidaurri Aréchiga, le recordó al alcalde los postulados de la Convención Mundial para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. De igual manera se manifestó crítico de esta intención aviesa el maestro en filosofía Luis Rionda Arreguín, quien rechaza de plano la posibilidad de crecer sobre los cerros. Y así ha sido cada semana: somos ya muchos miles de opositores, que nos manifestamos de muchas e imaginativas maneras. Acepto que somos la clase media, la clase pensante, pero por ello mismo somos los ciudadanos más informados en la comunidad. Más formados y más informados que los actuales miembros del ayuntamiento guanajuateño.
Postdata – Lamento en lo personal la salida del licenciado Alejandro Arenas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, y sobre todo las circunstancias en que se dio. Siempre mostró respeto hacia nuestro movimiento; actitud de la que han carecido muchos miembros del gobierno municipal.

martes, 9 de noviembre de 2010

Charcas de corazón joven

Charcas de corazón joven

Publicado en de Guanajuato.

La monografía histórico-estadística del municipio de Doctor Mora, la circunscripción más joven de la entidad, fue escrita por el cronista local, el joven profesional del ecoturismo Marcos Valencia Espino. Lleva el sugestivo nombre de “Doctor Mora, el corazón joven del noreste de Guanajuato”. La publicación estuvo al cargo, como el resto de estas monografías, de la Comisión Estatal del Bicentenario, que busca dotar a todos los cabildos de su correspondiente memoria histórica.

Todos los municipios jóvenes, que suelen ser poco poblados y desarrollados, son difíciles de historiar. Provienen de asentamientos, incluso antiguos, que no han preservado acervos documentales o archivísticos que permitan rescatar su devenir lejano. Como recursos para ayudar en la memoria comunitaria sólo están disponibles los testimonios vivenciales, que por razón natural son efímeros, o bien referencias secundarias que se pueden encontrar en textos referidos a otros municipios o estados. Este es el caso de Doctor Mora, un asentamiento que recibió su categoría municipal en dos ocasiones: una en 1935, y la siguiente, la definitiva, en 1949. La antigua congregación de Charcas tuvo raíces indígenas tanto Otomís como Chichimecas, inevitables para una locación de la Sierra Gorda de Guanajuato. Su cultura popular, como lo pone en evidencia el joven autor, mantiene muchos rasgos que la conservan cercana a esa querencia: su música, sus artesanías, sus pastorelas y las actividades tradicionales muestran un vigor popular que no es fácil encontrar en otros lares del estado. Tal vez su relativo aislamiento ha ayudado a preservar rasgos culturales originarios que nos facilitan otear en un pasado cultural vigoroso.
Como el resto del norte de la entidad, en Doctor Mora se padecieron muchas de las calamidades de la revolución y luego de la rebelión cristera. El pequeño pueblo de Charcas debió defenderse con sus propios medios de ataques de cristeros, alzados, soldados y agraristas. No se arredraron en la defensa de su terruño, y con sus propias defensas civiles los vecinos pudieron defenderse, a veces con el apoyo de hacendados ventajosos o de militares huraños. Pero sobrevivieron para ver a su pueblo convertirse en rehén involuntario de la lucha entre “rojos” y “verdes”, los grupos dominantes en la política local. En 1935 el gobernador “rojo” Melchor Ortega facilitó el acceso de este pueblo a la calidad municipal, y la mantuvo por cinco años. Pero los vientos políticos cambiaron casi de inmediato: el 18 de diciembre de 1935 fueron desaparecidos los poderes del estado de Guanajuato, lo que representó el regreso de los “verdes” al predominio local, y en 1939 se le retiró la municipalidad a Charcas. Diez años después, con otro gobernador “rojo” -José Aguilar y Maya-, a la localidad se le reintegra su ayuntamiento, pero ahora bautizada con el nombre de un insigne liberal nacido en Chamacuero, que no tenía ninguna relación con Charcas.
La monografía es solvente y tiene calidad. El joven cronista promete en alguna parte que en esfuerzos posteriores enriquecerá algunos pasajes. Ojalá sea así. Se nota el amor a su tierra natal. Dados los intereses profesionales del joven escritor, incluyendo su compromiso ecológico, es muy probable que lo continuemos leyendo con textos históricos. Además es un gran aficionado a las nuevas tecnologías de la comunicación, por lo que no dudo que sus siguientes aportes sean electrónicos.

viernes, 5 de noviembre de 2010

El desarrollo depredador

El desarrollo depredador

Publicado en Milenio de León.

El 15 de octubre pasado acudí a una conferencia que impartió la doctora María José Guerra Palmero, profesora e investigadora de la Universidad de La Laguna en Tenerife, de las Canarias en España. La charla tuvo lugar en el Campus León de la Universidad de Guanajuato, donde laboro. Fue extraordinaria. La doctora Guerra expuso el tema “Ética y desarrollo” y nos dio un espléndido paseo por el devenir de este último concepto, tan adorado acríticamente por nuestros gobernantes, pero a la vez tan incomprendido.
Todos los gobiernos de esta era posmoderna buscan el “desarrollo”.

Ante tantas crisis económicas y sociales, la fórmula mágica para resolver los conflictos que se desatan en las sociedades convulsionadas por las contracciones del capitalismo salvaje del tercer milenio, es buscar el “desarrollo”. Pero éste es entendido desde la óptica colonial del presidente norteamericano Harry Truman, quien en su discurso de toma de protesta del 20 de enero de 1949 declaró que el hemisferio sur del planeta era un “área subdesarrollada”. Desde entonces se estructuró el paradigma desarrollista, que concebía la necesidad de que los pueblos y naciones pobres se integraran al “desarrollo” mediante la explotación desconsiderada de sus recursos naturales y humanos. Para acabar con la pobreza había que crecer económicamente, sin cuidar a la naturaleza ni mucho menos a la dignidad de los pueblos y culturas tradicionales. Así se desató en México la furia del desarrollismo alemanista en los cuarenta y cincuenta, con la industrialización a toda costa y la expansión de las ciudades en perjuicio de los espacios rurales y áreas naturales. Se creyó -y se cree- que la tierra entera estaba al servicio del hombre y sus necesidades básicas, pero también de sus demandas superfluas.
El desarrollismo, en lugar de traducirse en beneficios para la calidad de vida de la generalidad de la población, produjo fenómenos contrarios: sobrepoblación, sobreexplotación de recursos naturales, migraciones rural-urbanas, incremento de la pobreza urbana -que es más virulenta que la rural-, perpetuación de la ignorancia, crisis de la familia tradicional, profundización de las contradicciones de clase, violencia social y criminalidad. La anomia social, las patologías comunitarias, se acentuaron hasta grados que aún nos parecen inconcebibles.
Las élites del poder político y económico de nuestros países “subdesarrollados” se enamoraron de la retórica del desarrollismo, y actuaron en consecuencia. Se impuso un modelo de crecimiento depredador que, en aras de buscar beneficios inmediatos como son los empleos -nunca numerosos, pero siempre mal pagados-, propició enormes negocios empresariales que sacrificaron bienes comunes, como las selvas, las montañas, los ríos y cuerpos de agua, los bosques y las especies animales, el cielo y el aire, para dar paso a un efímero progreso, que siempre dejó tras de sí estelas de devastación irreparable. En México tenemos demasiados ejemplos, pero tal vez el más dramático es la hecatombe del Valle de México, que pasó de ser la región más transparente, la comarca más hermosa y acogedora del país, al actual estado de desastre social y ecológico, que sólo es gobernado por el caos, la corrupción y la violencia.
La doctora Guerra nos explicó cómo el paradigma del desarrollo está hoy atravesando por una magna crisis a nivel mundial, particularmente en Europa. Ya nadie cree en los beneficios del crecimiento económico desarrollista. Se cuestiona cada vez más la noción de “progreso”, las virtudes de la libre competencia y el papel marginal del estado. Se habla ya de un fracaso histórico del desarrollo, y se demanda adoptar una visión de más largo plazo, comprometida con la sobrevivencia del planeta y de sus especies vivas, entre las que nos contamos los seres humanos, aunque no queramos.
Las sociedades con una ciudadanía madura demandan asumir una posición más responsable con nuestro entorno natural, cultural y social, y reconocer que el crecimiento económico, el bienestar material y el hedonismo tienen un costo enorme en el mediano y largo plazos. El planeta no puede ser sustentable de esta manera. Y nuestra especie puede pagar un duro precio por estas pocas décadas de consumo conspicuo e irresponsable.
Cuánto pensé, al escuchar a la expositora española, en nuestras autoridades municipales de Guanajuato capital, que se empecinan en el viejo esquema del desarrollo inmediatista. Los munícipes que conchaban el peligroso proyecto de urbanizar el entorno de los cerros de La Bufa y Los Picachos, no ven más allá de los dos años que les restan en su efímero poder. Desde el ladrillo donde se subieron, buscan imponernos a la sociedad guanajuateña su empecinamiento pequeño burgués, enamorado de sí mismo, que ingenuamente cree que la construcción de centenares de casas, comercios y servicios sobre las cañadas y lomeríos de esos “cerros pelones” será mejor que dejar a la naturaleza en paz.
El afán de lucro egoísta es natural para los empresarios; ese es su sino. Pero los hombres y mujeres públicos deben ver más allá de sus narices, y otear en el futuro de las generaciones por venir. Si así lo hicieren, los ciudadanos de Guanajuato respiraríamos tranquilos sabiendo que nuestro entorno natural será respetado y honrado por gobernantes visionarios.


martes, 2 de noviembre de 2010

Tercera llamada

Tercera llamada

Publicado en de Guanajuato.

El domingo pasado los habitantes de la ciudad de Guanajuato volvimos a salir a nuestras calles a marchar, a protestar. Marchamos por tercera ocasión, nuevamente, afanosamente, para insistirle a nuestro obcecado ayuntamiento que no vamos a permitir que abra la puerta a la urbanización masiva de las faldas de los cerros icónicos de la Bufa, los Picachos y el Hormiguero. Por tercera ocasión nos volvimos a manifestar, y volvimos a desgañitarnos para gritar: ¡Guanajuato tiene voz! ¡La Bufa no se vende! ¡Queremos la Bufa así como está!
Seguimos siendo descalificados por las autoridades y por el particular que se beneficiaría de este ataque al precario entorno natural que aún nos queda en las goteras de la ciudad. Nos niegan representación; nos tachan de desinformados y de mentirosos; para ellos somos catrines e intelectuales con intereses políticos inconfesados. Pura maldad de nuestro lado y pura bondad de parte de los que quieren encementar nuestros cerros.
600 ciudadanos en marcha

Este domingo nos dimos cuenta de que cada vez nos cuesta menos trabajo convocar a las marchas. La gente nos las pide, y se entusiasma con su participación. Con imaginación desbordada, elaboran sus pancartas, corean consignas ingeniosas, se visten de blanco o compran alguna de nuestras camisetas. Muchos mirones nos aplauden a nuestro paso, y otros se suman a la marcha, contribuyendo a la algarabía. Distribuimos materiales entre automovilistas y peatones, y siempre nos quedamos con las manos vacías, pues nos arrebatan los trípticos informativos, los panfletos, las calcomanías, los banderines y demás propaganda que cada uno de nosotros aporta y que pagamos de nuestras bolsas. No salen del erario municipal.
Es muy estimulante marchar rodeado de centenares de personas conscientes, comprometidas y entusiastas, como el millar que se desplegó apretadamente en las calles invadidas de visitantes que, curiosos, nos preguntaban el motivo de nuestra lucha, y la comprendían y compartían. Sin embargo, nos convoca el enojo. Estamos enojados con una autoridad que cree gobernar a San Garabato y no a una capital ilustrada que luce con orgullo los blasones culturales e históricos que la convirtieron en Patrimonio de la Humanidad hace 22 años.

Fue la cultura lo que salvó a esta ciudad de morirse de hambre en los años cincuenta; fue aquel movimiento cultural, civilizatorio, que encabezaron universitarios y políticos de enorme visión como Armando Olivares, Eugenio Trueba, Enrique Ruelas, José Aguilar y Maya y muchos otros. Así lo reconoció Luis Echeverría, quien vivió en esta ciudad de junio de 1947 hasta febrero de 1949, como delegado del PRI, y convivió con los protagonistas de ese renacimiento cultural. Ya como Presidente de la República gestó el nacimiento del Festival Internacional Cervantino en 1972, y aseguró su consolidación en los años siguientes.
La miopía de las autoridades municipales actuales les impide advertir lo que aquellos prohombres sí vieron: que el patrimonio cultural y natural de esta ciudad es lo único que la mantiene viva, gracias a su enorme personalidad urbana, de la que forman parte los “cerros pelones” que la adornan. No queremos seguir poblando, invadiendo esos cerros, sino ordenar el crecimiento hacia las zonas que son apropiadas. Eso es lo que exigimos, y que nuestro gobierno local deje de buscar el beneficio de unos cuantos en perjuicio de los muchos. Porque Guanajuato somos todos.