Etiquetas

viernes, 30 de abril de 2010

Día sin trabajo

Día sin trabajo

Publicado en Milenio de León.

Publicado en Eje Central, El Poder de las IdeasCEINPOL


El acceso al trabajo decentemente remunerado es uno de los derechos más pospuestos en México. Cientos de miles, millones de jóvenes y no tan jóvenes fracasan en sus intentos por lograr un empleo digno y seguro. Priva el desempleo, el subempleo, el autoempleo y el pseudoempleo, y sólo los suertudos acceden al sector formal. Sólo 14.5 millones de trabajadores están dados de alta en el Seguro Social (IMSS), y de ellos un 12% no son permanentes (www.empleo.gob.mx, datos a enero de 2010). Esos mismos registraron un promedio salarial diario de 237.20 pesos, o sea 19 dólares.
La población Económicamente Activa suma 44 millones 412 mil personas, y sólo el 44.4% de ellos cotiza ante el IMSS. El resto se la ingenia para sobrevivir.
En 30 años el salario mínimo se ha deteriorado tanto, que hoy suena ridículo que una familia viva con 52 pesos diarios. Y cada año su ajuste nunca es suficiente para reponer la inflación del año anterior, ya que por una absurda costumbre se plantea el incremento a partir de la expectativa siempre optimista y oficialista del año por venir; y nunca le atinan. Hoy día un profesor, un empleado, un obrero o un profesionista no puede ganar lo que se acostumbraba en los años sesenta y setenta, tiempos cuando la emergente clase media mexicana se daba ciertos lujos, hoy impensables: cambiar de carro cada par de años, mejorar la casa o departamento o bien mudarse a algo mejor, viajar en vacaciones… ¡ahorrar!
El día del trabajo será inevitablemente triste: no hay trabajo, no hay progreso familiar, no hay esperanza para los jóvenes.
Y luego nos preguntamos por qué se desató la violencia en México.

martes, 27 de abril de 2010

Santo reencuentro

Santo reencuentro


Por: Luis Miguel Rionda ©


Publicado en de Guanajuato.
Publicado en 15Diario.


Durante años el Museo de las Momias de Guanajuato no fue más que un depósito de cadáveres secos que atraía a visitantes morbosos. Pero desde que el gobierno municipal se hizo cargo en 1997, ha habido más iniciativas para hacer de este espacio un punto de encuentro más atractivo e imaginativo. Se dignificó el espacio y se aplicó una auténtica museografía. Además se han explorado alternativas como las “momias viajeras”, mediante contratos con promotoras privadas que han llevado a las momias a puntos de los Estados Unidos, Japón, la ciudad de México y otros destinos. Es una fuente de recursos para el erario municipal con potencialidades que apenas se exploran.


El sábado pasado, en la segunda emisión del programa televisivo “Aquí se escribe la historia”, que tengo el gusto de conducir junto con Enrique Hagen bajo la producción de Miguel Angel Hernández (MB Televisión canal 45 de TVcable en Guanajuato capital), entrevistamos a Juan Manuel Guerrero, director general del museo. Nos compartió una invitación que me sorprendió gratamente: este 30 de abril, día del niño, el museo recibirá la visita del joven luchador Axxel, el nieto de El Santo.


El evento se denominará “Santo reencuentro”. ¿Por qué reencuentro? Porque hace 40 años su abuelo, Santo el enmascarado de plata, rodó junto con Blue Demon y Mil Máscaras una película que con el tiempo se volvió icónica para sus admiradores: “Las Momias de Guanajuato” (dirección de Federico Curiel, con Elsa Cárdenas y Julián Gallardo).


Esto me movió una fibra infantil: en 1970 yo tenía 10 años de edad, y junto con mis hermanos Martha y Jorge, de nueve y siete años, acudimos al panteón de Santa Paula armados con nuestros cuadernos Carabela para intentar obtener un autógrafo de nuestro héroe de las matinées, El Santo. Sólo pudimos acercarnos a la entrada, pues se estaba rodando una secuencia donde El Santo salía corriendo del panteón y de un brinco se encajaba en su auto deportivo y acelerando salía despavorido. La toma se repitió varias veces y en cada ocasión que El Santo aparecía el montón de chiquillos detrás de la valla coreábamos nuestro grito de guerra: “Saaanto, Saaanto, Saaanto…”. Nunca nos callaron, porque el sonido de las películas se procesa después.


No nos permitieron acercarnos a nuestro ídolo. No logramos el soñado autógrafo, pero fue muy emocionante ver en persona al superhéroe de mi generación. Hoy que reveo la película gracias al Youtube, me doy cuenta de que es de mala factura y el guión es paupérrimo. Pero era propio para una estética elemental como la que nos caracterizaba a los chiquillos de entonces. Acudiré al encuentro con Axxel para sacarme una espina de 40 años, y que el nieto me otorgue un autógrafo que nunca pude obtener del abuelo.










Felicito al Museo de las Momias por su iniciativa, que no debería pasar desapercibida. Axxel está en pleito con su tío El hijo del Santo por el derecho a usar el nombre de su abuelo, que creo merecido pues es el nieto mayor. Pero el tío reserva el nombre para su propio hijo, de 12 años (!). Un lío absurdo.

viernes, 23 de abril de 2010

El crimen del celibato

El crimen del celibato


Publicado en Milenio de León.

Publicado en 15Diario

"El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo."
Papa Juan Pablo II, julio de 1993

El celibato, el voto de soltería y castidad entre los sacerdotes católicos, está generando una de las más serias crisis por las que ha atravesado la milenaria iglesia romana. Las acusaciones de pederastia y de práctica disimulada del sexo y la paternidad, han colocado a la antes incólume institución en una situación de enorme incomodidad, que obliga a revivir la vieja discusión sobre la viabilidad y la justificación del celibato. ¿Es ético y posible exigirle a un conjunto de hombres y mujeres sanos a renunciar a las relaciones maritales, a cambio de profesar un ministerio? Me parece que todo indica que no.

Desde el siglo IV, a partir del Concilio de Nicea (año 325), se impuso a los oficiantes cristianos el voto de castidad y la renuncia al matrimonio y la posibilidad de formar una familia. ¿Cuáles fueron las razones? ¿Se consideró que el sexo, implícito en la unión de una pareja, es intrínsecamente malo y que socaba la fe del religioso? ¿Era una forma de alejarse del pecado original y purificar el alma? No: la verdad es que la iglesia cristiana, crecientemente poderosa en un decadente imperio romano, estaba más preocupada por preservar sus bienes materiales, que se veían amenazados por la práctica de los primeros clérigos de heredar sus propiedades a sus mujeres y descendientes. Era sencillamente una medida pragmática, no teológica, que le permitió a la iglesia cristiana convertirse en uno de los estamentos más poderosos del mundo post romano. Nunca iglesia alguna lograría acumular la cantidad de bienes que consolidó la cúpula católica, a tal grado que se convirtió en un grave problema para las economías europeas. Los monarcas pronto tomarían medidas para apropiarse de los enormes capitales, en buena medida improductivos, de la corporación. En México lo vivimos con la “consolidación de los vales reales” en 1804, y durante la reforma con la enajenación de los bienes “en manos muertas”.

Dado que el celibato es antinatural, los clérigos católicos “obedecieron pero no acataron”. Por cientos de años hubo mil formas de evitarlo, al menos en su componente sexual. No había cura sin una o más “sobrinas”, incluso “sobrinos”. Las instituciones educativas fueron espacios para el abuso sexual sobre los pupilos influenciables. La hipocresía fue la regla, como nos lo enseñaron los curas de la independencia, Hidalgo, Morelos y Matamoros. Pero el objetivo principal se cumplió: la iglesia preservó sus bienes, sin importar que concubinas e hijos naturales quedaran en el desamparo. Eso es lo que ilustró el caso del padre Maciel: los legionarios no van a soltarle un quinto a los hijos y mujeres del fundador. Sólo les han pedido perdón. Y el perdón no cuesta nada.

La historia da abundantes muestras de las paradojas del celibato y la castidad sacerdotales. Saco ejemplos del internet: En el año 385 el Papa Siricio abandonó a su esposa para poder convertirse en Papa. De inmediato se decretó que los sacerdotes ya no pueden dormir con sus esposas. A partir de entonces durmieron con las amantes. En el 401 San Agustín de Hipona, que gozó de una juventud libertina, escribió que “nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre como las caricias de una mujer”. Hipocresía pura.

En el año 567 el segundo Concilio de Tours determinó que todo clérigo que sea hallado en la cama con mujer será excomulgado. Pero sólo se prohíbe lo que se practica. A fines de ese siglo el papa Pelagio II aplicó la sabia política de no meterse con sacerdotes casados, en tanto no heredaran la propiedad de la iglesia a sus esposas o hijos.

El papa Gregorio “el Grande” aseguró que todo deseo sexual es malo en sí mismo. Pero en Francia los documentos del siglo VII demuestran que la mayoría de los sacerdotes eran hombres casados. En el siguiente siglo San Bonifacio informó al Papa que en Alemania casi ningún obispo o sacerdote es célibe.
En el año 836 el Concilio de Aix-la-Chapelle admite que en los conventos y monasterios se han realizado abortos e infanticidio. San Ulrico, un obispo sabio, argumenta que la única manera de purificar a la Iglesia es permitir a los sacerdotes que se casen.

En el año 1045 el Papa Bonifacio IX se dispensó a sí mismo del celibato y renunció al papado para poder casarse. Una hermosa historia de amor, al estilo del rey Eduardo VIII de Inglaterra en 1936.
En 1074 el Papa Gregorio VII aseguró que toda persona a ser ordenada debe hacer primero un voto de celibato: "Los sacerdotes deben primero escapar de las garras de sus esposas". En 1095 el Papa Urbano II hizo vender a las esposas de los sacerdotes como esclavas y sus hijos fueron abandonados.
En el año 1123 el papa Calixto II, durante el primer Concilio de Letrán, decretó que los matrimonios clericales no eran válidos. Pero existían. El decreto fue confirmado por el papa Inocencio II en el segundo Concilio de Letrán de 1139.

En el siglo XVI el obispo Pelagio se quejaba de que las mujeres todavía eran ordenadas y administran confesiones. En el siglo XV el 50% de los sacerdotes eran hombres casados, aceptados por la gente. El Concilio de Trento (1545 a 1563) definió que el celibato y la virginidad son superiores al matrimonio.
En 1517 la reforma de Martín Lutero permitió que los pastores luteranos pudieran tomar mujer en matrimonio y criar una familia.

En 1930 el papa Pío XI definió que el sexo puede ser bueno y santo, pero no entre los sacerdotes. En 1962 durante el Concilio Vaticano II, con Juan XXIII el “Papa bueno”, se definió que el matrimonio es equivalente a la virginidad. En 1966 el Papa Pablo VI dio dispensas al celibato. En 1980 se realizó en Estados Unidos la ordenación como sacerdotes católicos de pastores anglicanos y episcopales casados; en 1994 y 2009 sucedió lo mismo en Canadá e Inglaterra.


martes, 13 de abril de 2010

Luis Rionda Arreguín

Luis Rionda Arreguín


Publicado en de Guanajuato.
El 26 de marzo pasado, en el muy tradicional “viernes de Dolores”, el honorable ayuntamiento de Guanajuato concedió su reconocimiento como “Guanajuatense distinguido” al maestro en filosofía Luis Rionda Arreguín, profesor jubilado de la Universidad de Guanajuato. Fue un motivo de orgullo muy especial para nuestra familia, ya que con este acto se ha reconocido su amplia trayectoria como persona comprometida con nuestra ciudad capital, con nuestra universidad y con el desarrollo de la filosofía en México.
Nació el 6 de junio de 1936 en Silao, Gto. Es el quinto de seis hermanos, hijos del capitán Isauro Rionda Liceaga y doña María Luisa Arreguín Pesquera. Se casó con Ana Josefina Ornelas, originaria de Jalisco, y son padres de Ana Faviola y Luis Javier.

Don Luis estudió filosofía en la Escuela de Filosofía y Letras de la UG, donde formó parte de una de las primeras generaciones. Todavía debió tomar sus cursos en un espacio prestado por la Escuela de Arquitectura, en la actual unidad Belem. Ha tenido vocación como constructor de instituciones. En 1975 fue nombrado director de la escuela donde se formó, y en ese papel promovió que el archivo histórico del municipio de Guanajuato se trasladara a las instalaciones de ese plantel, para que los estudiantes de la licenciatura en Historia, establecida en 1963, pudiesen realizar trabajo de investigación y paleografía. También apoyó la iniciativa del filósofo inmigrante Ernesto Scheffler para abrir la Unidad de Investigaciones Filosóficas en 1978, confirmando así la vocación de la filosofía guanajuatense hacia el ejercicio de la indagación y la dialéctica.
En 1979 entregó la dirección de la escuela, para fundar al año siguiente el Centro de Investigaciones Humanísticas de la UG (CIHUG), antecedente del actual Departamento de Cultura y Sociedad. Ese centro se transformó con el tiempo en uno de los principales núcleos de trabajo histórico, literario y, por supuesto, filosófico en nuestra entidad. Dirigiría esa unidad hasta 1997, cuando se jubiló. En 2005, cuando el CIHUG estrenó instalaciones, su biblioteca fue bautizada con el nombre del maestro Rionda.
Otras iniciativas de carácter académico y cultural del maestro han sido la fundación y conducción desde 1972 de la revista Colmena Universitaria; también ha sido corresponsal del Seminario de Historia Mexicana en Guanajuato desde los años setenta; fue miembro de la comisión organizadora de los festejos del 175 aniversario del inicio de la independencia y el 75 de la revolución en 1985.
Como académico ha publicado una gran cantidad de libros, artículos especializados, así como de difusión. Ha impartido varias docenas de conferencias a públicos de todo tipo. Ha recorrido el país y el extranjero con sus aportaciones filosóficas, que le han dado reconocimiento dentro del mundo filosófico mexicano y de otras latitudes. Presidió la Asociación de Jubilados de la UG.
Los Rionda de Guanajuato nos congratulamos de esta distinción. La ciudad ha otorgado ya esta dignidad a dos hermanos, Isauro y Luis, lo que es un orgullo que ninguna otra familia del terruño puede presumir. ¡Gracias a Guanajuato! ¡Felicidades, tío!


viernes, 9 de abril de 2010

Nota Roja

Nota Roja



Publicado en Milenio de León.


Publicado en Eje Central, El Poder de las IdeasCEINPOL


Publicado en 15Diario.


En la jerga del periodismo la “nota roja” es la información que hace referencia a hechos violentos, criminales o perversos; que de preferencia involucren a una o más muertes de personas inocentes, y mejor con sangre de por medio. Es uno de los géneros que más vende, como bien saben los voceadores o estanquilleros. El morbo (DRAE: “Enfermedad; interés malsano por personas o cosas; atracción hacia acontecimientos desagradables”) es uno de los sentimientos humanos más comunes, y exhibe una de nuestras facetas animales que por rupestre tendemos a negar. Por supuesto el morbo tiene mucho qué ver con nuestro instinto de supervivencia: la violencia y la muerte ajenas nos atraen porque los reconocemos como parte de la lucha natural por la vida. Somos consumidores habituales de sangre, aunque sea de manera virtual.
Hace apenas una década, la nota roja en México transitó de su sitial tradicional en las páginas finales de los diarios y hebdomadarios, a las planas principales. El crimen organizado y los cárteles de la droga mexicanos, que en los años ochenta y noventa se consideraban marginales y subordinados a los intereses de sus patrones colombianos, fueron cobrando un protagonismo social y económico que los convirtió en nuevos y potentes actores en muchas regiones. Se implantó en los hechos una entente cordiale entre los agentes del Estado mexicano y los cárteles. Pero eso cambió radicalmente cuando en enero de 2007 el presidente Calderón le declaró la guerra al crimen organizado y desató la peor matanza que hayamos vivido en México en tiempos de paz.
El enorme volumen de material para la nota rojo provocó que perdiera novedad y regresara a las páginas interiores de los diarios, sin importar las tragedias humanas involucradas. El morbo público se vio saturado por tantos asesinatos, ejecuciones, degüellos y desmembramientos. Nos hemos acostumbrado a la violencia y el terror.
En una coyuntura como la actual, terrible y desalmada, parece inexplicable que una desgracia particular como la acontecida a la familia Gebara Farah haya llamado tanto la atención nacional. Una pequeña e inocente niña con problemas de habla, con carita angelical –güerita, delicada y simpática como la de los querubines en los cromos religiosos , cautivó a los mexicanos y provocó una tremenda ola mediática, primero en torno a su desaparición, y luego por el hallazgo lamentable de su cuerpo exánime.

El caso Gebara Farah se está convirtiendo en la gran telenovela nacional. Las cadenas de la comunicación han explotado al máximo los elementos que surgen día a día: las torpes declaraciones de los “investigadores”, ávidos de protagonismo, más los dislates del procurador; las contradicciones entre los miembros de la familia, los celos del marido, la caradura de la señora, las insinuaciones o acusaciones sin sustento; el oportunismo de algunos, la ineptitud de muchos, la ignorancia de todos…
Ante nuestros ojos atónitos, se desarrolla un thriller mucho mejor que los de Agatha Christie. Se nos plantea el mejor de los misterios de la literatura negra: “¿Quién mató a Paulette?” ¿Fue la madre, el padre, las nanas, el amante… o fue un simple accidente? –y este desenlace le quitaría lo seductor al caso.
La nota roja clásica revive así en los medios de comunicación. Las masacres pierden interés cuando se convierten en hechos regulares, casi cotidianos. A muy pocos medios les importó el terrible asesinato del matrimonio salmantino Monroy Macías, muertos a cuchilladas -treinta para él, cincuenta para ella- el viernes pasado, a manos de tres adolescentes lunáticos. Vendía más el tema del hallazgo del cadáver de la pequeña. Esa sí era nota.
Vivimos en un mundo regido por la percepción, por la pretensión y la imaginación. Las tragedias sólo adquieren dimensión de tales cuando los medios que rigen sobre la atención pública encuentran elementos cautivantes, seductores o de plano morbosos. La mercancía de la información, que depende más de su envoltura que de su contenido real. Queremos historias, más que datos. Y no cualquier historia: una que haga vibrar fibras emotivas como la ternura, la belleza o la inocencia. Nadie se enternece al saber de muertes por docenas, como los 24 descuartizados que lleva el año en Michoacán, o el montón de torsos y cabezas en Guerrero, los centenares de torturados, entambados o “pozolizados” en el país… Ya no son nota roja… son crónica de sociales.

martes, 6 de abril de 2010

México social, 3

México social, 3


Publicado en de Guanajuato.

Publicado en Eje Central, El Poder de las IdeasCEINPOL

Decía que en los “Diálogos del bicentenario, por un México social” (24 y 25 de marzo pasados), me tocó participar en la mesa “Una nueva agenda social”. El diálogo sobre el tema partió de una conferencia magistral dictada por Mario Luis Fuentes, director del CEIDAS, una asociación civil de carácter académico muy vinculada con la UNAM, donde el propio Fuentes es investigador.
La Universidad de Guanajuato y el periódico Correo coadyuvaron con el evento, y yo asistí a invitación de ambas instituciones. En la primera laboro y con la segunda colaboro. A pesar del pequeño tamaño de la biblioteca “Armando Olivares” tuvimos gran asistencia de un público sumamente interesado en el desarrollo social de nuestro país, más en circunstancias tan delicadas como las presentes.

Mario Luis Fuentes desplegó una espléndida alocución. A partir de ella iniciamos nuestros comentarios los participantes en la mesa: la exdiputada Ruth Zavaleta, el senador Rogelio Humberto Rueda, el doctor Fernando Cortés y un servidor. Me dio mucho gusto compartir ese espacio con mi maestro Cortés, del Colegio de México, uno de los mayores conocedores de la dinámica de la pobreza en América Latina.
En mi exposición aventuré un ejercicio de imaginación, que creo dio buenos resultados. Como el conferencista nos propuso responder a la pregunta de si existe realmente una nueva cuestión social en el siglo XXI, yo planteé a la audiencia que en este año cabalístico de los centenarios, imagináramos que nuevamente ocurriera un estallido social, una nueva Revolución Mexicana. ¿Cuáles serían las banderas de esa nueva revolución?
Definitivamente no podrían ser las mismas de hace cien o doscientos años; los rebeldes de entonces tenían aspiraciones muy diferentes a las que podría plantear una insurrección posmoderna. ¿Qué planteos sociales haría la nueva Revolución Mexicana? ¿De nuevo la causa indígena de 1994? ¿O reclamaría cuestiones clasemedieras como el derecho a tener empleos dignos y bien remunerados? Como las revoluciones de antaño, ¿haría demandas en torno a la propiedad? ¿O esto es una anacronía? ¿Acaso plantearía salidas a la tensión actual entre la globalización y la regionalización? ¿La causa del género entraría en el menú de demandas? Y en caso de que sí, ¿cuál género? En un mundo posmoderno existe incluso la causa de la liberación de los machos oprimidos.
Añadir leyenda

Si la cuestión agraria -la tierra- era uno de los grandes problemas nacionales que describió Andrés Medina Enríquez en 1909, un siglo después ¿seguirá siéndolo? ¿Habrá todavía campesinos que exijan tierra para trabajarla? O más bien el recurso a controlar es el agua, particularmente en los medios urbanos.
La Nueva Revolución Mexicana deberá luchar por lo necesario en un país de adultos mayores, que se enferman y mueren de cosas diferentes que sus ancestros. Un país con limitada seguridad, con violencia criminal imbatible, y con el poder público corrompido. Una población mal educada, peor nutrida, desempleada y abatida. Muchos problemas para una nación que ya sufrió dos o más revoluciones, ¿y para qué?

jueves, 1 de abril de 2010

Proyecto Adela

Proyecto Adela

Publicado en Milenio de León.

A mediados de 1987 recibí una llamada de Carlos García Mora, del INAH, para invitarme a participar en un magno proyecto editorial que se denominaría “La Antropología en México”. Se trataba de historiar el desarrollo de esa disciplina en el país y sus regiones. A mí me tocaría elaborar un capítulo que finalmente denominé “Estudios Antropológicos y etnohistóricos en Guanajuato”, que se integraría a uno de los cuatro volúmenes que se previeron originalmente, pero que terminaron en 15, que vieron la luz en 1989. Mi texto entró en el volumen 13. Fue y sigue siendo el trabajo editorial más amplio sobre alguna disciplina social en México, al menos que yo conozca.
Esto viene a cuento porque el pasado día 24 los profesores y alumnos de la licenciatura en Antropología Social de la Universidad de Guanajuato recibimos la visita del doctor José Luis Ramos Ramírez, investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Acudió por invitación de nuestra directora, la también antropóloga Maricruz Romero Ugalde. El visitante nos dio una charla que buscó hacernos partícipes del proyecto nacional “La Antropología de la Antropología” (ADELA), que está promoviendo la Red MIFA -Red Mexicana de Instituciones Formadoras de Antropólogos para conocer mejor las circunstancias en las que se ha desarrollado nuestra disciplina en el país. Hay muchos paralelismos con el primer esfuerzo realizado en los ochentas, pero ahora se pretende ir más allá, diagnosticando los problemas y limitaciones en el desempeño antropológico, para buscar soluciones en conjunto.
Me alegró saber que el proyecto nacional es coordinado por los doctores Esteban Krotz, de la Universidad Autónoma de Yucatán, y Ana Paula de Teresa de la UAM-Iztapalapa. Ambos fueron mis maestros en esta última universidad, y los juzgo sobradamente capaces para llevar a buen puerto el objetivo compartido.
La tradición antropológica en México es muy rica, gracias a la complejidad cultural y étnica de nuestro país. Los antropólogos en todas sus especialidades –etnólogos, arqueólogos, antropólogos físicos, paleontólogos, etnomusicólogos, etnohistoriadores, etcétera- han contribuido enormemente a definir nuestra mexicanidad, con sus alcances y límites. Hemos sido parte de la conciencia que ha ayudado a comprender mejor la complejidad de lo diverso, la riqueza de las diferencias, lo necesario de acercarse al otro con respeto y curiosidad para aceptarnos a nosotros mismos. La antropología mexicana está comprometida con la tolerancia y con el conocimiento de lo multiétnico de nuestra nacionalidad. La cultura como variedad de opciones.
El proyecto ADELA explorará las modalidades y experiencias en la formación de antropólogos, para ayudar en la definición de mejores estrategias para el futuro de nuestra profesión. Nunca como hoy, cuando nuestro país atraviesa por un momento tan difícil y complejo por la violencia social, las crisis culturales y de identidades comunitarias, la antropología y sus variedades resultan tan pertinentes para ayudar a encontrar mejores vías de solución de los conflictos. Con el sociólogo, el psicólogo, el trabajador social y el comunicólogo, el antropólogo puede contribuir mucho a comprender nuestra realidad social y cultural, por atormentada y oscura que nos parezca en la superficie.
Nuestros estudiantes se comprometieron con entusiasmo a participar en el estudio. Los resultados se darán a conocer en el primer Congreso Nacional de Antropología Social y Etnología que tendrá lugar del 22 al 24 de septiembre en el edificio de rectoría de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en la ciudad de México. Ya habrá oportunidad de compartirlos con los pacientes lectores de Milenio.
La licenciatura en Antropología Social en el Campus León de la Universidad de Guanajuato es cursada actualmente por 74 alumnos. Dos generaciones han egresado, con quince integrantes. Es una licenciatura joven, que abrió su oferta en julio de 2004, pero también es una carrera muy prometedora en una entidad que ha sido poco estudiada en su dinámica cultural y comunitaria. Los antropólogos pueden participar solventemente en el sector público o en el privado, apoyados en su metodología cualitativa y el trabajo de campo extensivo, que buscan la profundidad que requiere la comprensión de los procesos sociales complejos, más que la superficialidad de los métodos cuantitativos. El mercado de trabajo apreciará estas cualidades, nada menores en un mundo que demanda someter a análisis la diversidad social.