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viernes, 13 de enero de 2012

México y sus jóvenes sin esperanza

México y sus jóvenes sin esperanza

Por: © Luis Miguel Rionda ©

Publicado en Milenio de León.
Publicado en la revista La Quincena No. 100, febrero 2012, Monterrey NL, p. 35. ISSN 1665-7241


La crisis sistémica por la que atraviesa nuestro país desde principios de la década de los ochenta –aunque hay quien ubica su origen en la primera crisis sexenal en 1976-, ha cebado sus peores consecuencias en las generaciones de jóvenes que se han sucedido desde entonces. Los que nacimos en la década de los cincuenta o sesenta alcanzamos a experimentar algunos de los beneficios del “desarrollo estabilizador” que propició la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y la de Vietnam —tristemente las guerras dinamizan las economías de países que de alguna manera contribuyen al esfuerzo de los “victoriosos”.

Nosotros, los hijos de la “generación del 68”, crecimos todavía con la expectativa de que mediante la educación media o superior alcanzaríamos un nivel de vida superior al de nuestros padres, como en efecto había sucedido con las generaciones previas. Era frecuente que los profesionistas de los años sesenta y setenta descendieran de padres sin educación –comerciantes por ejemplo-, y de abuelos campesinos. El ascenso social intergeneracional era una de las promesas más tangibles de la posrevolución. Eso terminó abruptamente en los ochenta. La “docena trágica” que perpetraron dos presidentes populistas y frívolos, aderezados con nuestra corrupción endémica, fueron seguidos por la “década perdida” de los ochenta. El pasmo delamadridista fue seguido por los fuegos artificiales del salinismo y el libre comercio, que terminaron por hundirnos en la peor crisis económica del siglo.

Han pasado tres décadas de confusión y estancamiento. Lo que se ha avanzado en el campo político se ha trabado en lo económico, merced al neoliberalismo, y nos hemos conformado con uno de los esquemas de crecimiento más desequilibrados del mundo, con el millonario más acaudalado del mundo, que junto con las 300 familias opulentas del país exprimen a los 80 millones de mexicanos pobres y muy pobres que sobreviven con cuatro o cinco salarios mínimos al mes.

No es de extrañar que los jóvenes que se integran hoy al mercado de trabajo se hayan convertido en el sector poblacional más afectado por la ausencia de oportunidades. Son la mejor cantera para reclutamiento por parte del crimen organizado, que les ofrece el oro y el moro para que disfruten con intensidad lo que les queda de sus breves vidas. No conozco estadísticas de edad de los 50 mil muertos en la guerra contra el crimen, pero estoy seguro de que la mayor parte de esas víctimas son jóvenes… y pobres.

Esto viene a cuento porque me llamaron la atención los resultados de la Encuesta Nacional Situación de la Familia y la Infancia en México, que diseñó y aplicó el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados (http://cesop.blogspot.com). Se cuestionó a mil 200 familias a nivel nacional, con un 95% de certeza. Según el reporte, el principal problema que enfrenta la mayoría de los niños y adolescentes del país no sólo es la falta de acceso a la educación, sino además a la calidad en la misma. Uno de cada tres adolescentes de entre 16 y 18 años no asiste a la escuela, y entre los jóvenes de 16 a 29 años la proporción se incrementa a los dos tercios (67%). Muchos se integran a actividades productivas, pero otros pasan a engrosar las filas de los NiNi’s.

La calidad de la educación recibida por los adolescentes es reconocida como deficiente. De las familias consultadas, sólo el 21% consideró que la escuela a la que asisten los menores es “muy buena”. El resto la calificó de “regular” o “mala”. Otros resultados fueron:

“Entre los menores de 12 a 17 años, 14% de ellos son corregidos en sus casas mediante golpes y castigos; 22% manifestó que en la escuela es molestado o golpeado por algún compañero, y 11% reconoció golpear y molestar a otros compañeros.” La violencia es otra evidencia de descomposición familiar y social.

“Los adultos reconocieron en 60% de los casos, que los menores entre 15 y 17 años no realizan deporte en equipo ni de manera individual, y que el 38% de éstos prefieren la computadora al video o la televisión.” Sedentarismo y aislamiento social: caras de la misma moneda.

“En lo referente al comportamiento sexual, la encuesta observó que la edad promedio de inicio de la actividad sexual ocurre a los 15 años y que 25% de las personas sexualmente activas entre 12 y 17 de edad, no utilizan ningún método para prevenir enfermedades venéreas. Esta cifra sube a 38% entre los que tienen de 18 a 29 años.” Los chicos llegan a la edad reproductiva sin la madurez emocional y la educación sexual que les permita sortear con éxito una edad difícil.

México sigue en crisis, y las peores consecuencias las pagan los jóvenes. Nuevas generaciones que sólo han conocido la desesperanza, la ignorancia y el cinismo. Esa es la verdadera batalla nacional: integrar a nuestros jóvenes a un proyecto social que los involucre. La guerra violenta del Estado contra la delincuencia sólo generará más violencia y exclusión juvenil.

viernes, 6 de enero de 2012

El POT guanajuateño a consulta

El POT guanajuateño a consulta

Por: © Luis Miguel Rionda ©

Publicado en Milenio de León.

 El día de ayer los miembros de la directiva de la asociación “Guanajuato Somos Todos” (GST), encabezados por nuestro presidente el arquitecto Salvador Flores Fonseca, nos apersonamos en las oficinas de la Presidencia Municipal de Guanajuato capital para entregarle al encargado de despacho de la alcaldía, el abogado Gabino Carbajo Zúñiga, un escrito donde nuestra agrupación solicita formalmente al ayuntamiento que se amplíe el plazo de la consulta pública a la que se está sometiendo el Programa de Ordenamiento Territorial (POT).  Contextualizo: el mencionado programa, o más bien su carencia o falta de actualización, fue una de las causales del malestar ciudadano que se expresó en el movimiento de oposición al cambio de uso de suelo en el predio Granja La Bufa de esa ciudad capital durante el año 2010. El instrumento normativo vigente, el Plan de Desarrollo Urbano de 1994, le había asignado un uso de área de preservación ecológica y parque urbano a toda esa zona, que sería afectada por la construcción de una moderna carretera en 2005, despertando el fenómeno de la especulación con uso de información privilegiada por parte de los potenciales “desarrolladores”.

El asunto de La Bufa puso en evidencia la importancia de contar, como lo prevé la ley, con un ordenamiento actualizado y consensuado entre la autoridad y los ciudadanos. Luego del plebiscito del 5 de diciembre de 2010, la autoridad municipal entendió al fin la trascendencia de este tema para garantizar un buen gobierno. Pero el conflicto había polarizado a los actores sociales locales, muchos de los cuales se ubicaron en franca oposición a la voluntad del ayuntamiento pluripartidista capitalino. El ayuntamiento acordó trabajar en un nuevo POT, y contratar especialistas para tal fin. Sin embargo el cuerpo edilicio, y en particular su presidente, el licenciado Nicéforo Guerrero, le había perdido la confianza a las instituciones locales que hubieran podido desarrollar el nuevo POT, como el Colegio de Arquitectos o la propia Universidad de Guanajuato, a las que consideró parciales en el debate social de 2010. Por ello el edil decidió confiar la faena a su Alma Mater, la UNAM, que aceptó entrar al quite por medio de su Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, bajo la conducción de la reconocida especialista Alicia Ziccardi.

El trabajo de elaboración del POT se desarrolló durante el segundo semestre del año 2011, fue entregado al Instituto Municipal de Planeación a fines de octubre y se abrió una consulta pública a partir del 7 de diciembre y hasta el 20 de enero. Desde un principio los miembros de GST opinamos que dicho plazo era absolutamente insuficiente, sobre todo por abarcar el periodo vacacional de fin de año. La complejidad de un documento de más de 500 páginas con 66 planos, donde se abordan temas que exigen la atención de especialistas para su interpretación, impone contar con un plazo temporal más amplio. De otra forma estaríamos cayendo en una nueva simulación de “consulta ciudadana”, a la que son tan afectos los gobiernos autoritarios.

  En nuestra misiva le solicitamos al ayuntamiento una ampliación de la consulta hasta el 29 de febrero, al menos, y que se coloquen en sitios estratégicos de la ciudad ejemplares impresos de la carta síntesis, para que todos puedan analizarla al detalle. En cuanto a nuestro grupo, varios miembros han detectado situaciones particulares que inquietan y que hacen pensar que los consultores no contaron con suficiente información de campo que les permitiera corroborar los usos actuales y reales que tienen superficies que sólo los interesados o los conocedores pueden saber de primera mano. Fue poco el tiempo y pocos los recursos económicos con los que contó el equipo de la UNAM, que realizó una labor muy profesional, a no dudar. Pero su calidad de “fuereños” les dificultó mucho conocer a fondo las realidades sociales, históricas y factuales que experimenta la mancha urbana de nuestro municipio. Lo óptimo habría sido que la tarea se hubiese encomendado a los urbanistas guanajuatenses. Pero la política pesó más que la razón.

Por la actitud evidenciada por el encargado de despacho, creemos que sí se ampliará el plazo para la consulta, pero nos advirtió que se haría cuidando que la misma no se empalme y contamine con los procesos electorales. Totalmente de acuerdo: el armado del POT debe ser una labor técnica y social, y nunca político-partidista. Ojalá que los guanajuateños demostremos que al final podemos ponernos de acuerdo en lo importante.