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viernes, 25 de mayo de 2007

Primera piedra

El día de hoy el gobernador del estado, Juan Manuel Oliva, y el rector de la Universidad de Guanajuato, Arturo Lara, darán inicio simbólico a las obras de construcción del Campus Sur de esta institución, en Yuriria. A medio día colocarán la primera piedra del primer edificio, de un complejo educativo superior que tardará tres o cuatro años en ver su culminación física. Es evidente que los que estamos comprometidos con este proyecto nos sentimos muy entusiasmados, además por el hecho de que este inicio de obras coincide con la emisión de la tan esperada reforma académica e institucional de la UG, esto gracias a la inminente aprobación de la nueva ley orgánica por parte del congreso local.
No puedo evitar decir alguna palabra sobre esta nueva ley. Me parece que esta legislatura quiso ser “más papista que el papa” cuando pretendió hacer de lado la iniciativa que presentó el gobernador Romero Hicks, y quiso revivir la versión presentada por el Consejo Universitario. Como señalé hace tiempo (“Una reforma cuestionada”, Correo 15/IX/2006), la iniciativa gubernamental era bastante mejor que la universitaria: más sencilla, mejor diseñada en su consistencia jurídica interna y ampliaba los rangos de la autonomía; pero tuvo el defecto de eliminar la limitante a los ministros de culto para arribar a la rectoría, a la que de todas maneras están impedidos por el artículo 130 constitucional. Las diferencias internas en el congreso perjudicaron la rápida emisión de la reforma, y en un momento los diputados interpretaron que era su deber poner un dique a la influencia del exgobernador al interior de la casa de estudios. Pero lo hicieron torpemente en la creencia de que metiéndole mano al mecanismo de selección de la máxima autoridad universitaria atajaban dicha influencia. Tuvieron varias ocurrencias, hasta el extremo de intentar meter al secretario de educación estatal en el asunto, lo que sin duda alguna representaría un retorno al pasado autoritario, cuando el gobernador en turno determinaba quién debía conducir a la comunidad universitaria.
En fin, la reforma está por salir, y aparentemente sin demasiados cambios en cuanto a la aspiración comunitaria de cambiar para mejorar, mejorar para crecer, pero crecer de manera ordenada, coordinada y pertinente a las necesidades sociales. Los campii regionales e interdisciplinarios posibilitan esto, y con el Campus Sur la UG proyecta su atención sobre 15 municipios del sur de la entidad con casi 900 mil habitantes, 105 mil de los cuales tienen entre 18 y 24 años de edad, nuestro grupo primordial -que no el único- de interés.
Con la reforma a la ley orgánica, los campii, las divisiones académicas y los departamentos cobran existencia legal dentro de la organización universitaria. Esto permitirá atender desde ya a la población sureña, pues nuestros primeros programas educativos comenzarán inmediatamente. Vale la pena mencionar que la UG ya imparte en Yuriria la maestría en desarrollo docente del IIEDUG, así como cursos de inglés. En este último semestre del año buscamos ofrecer los cinco programas ingenieriles que imparte la FIMEE de Salamanca, la licenciatura en enseñanza del inglés que imparte la Escuela de Idiomas de Guanajuato, y eventualmente una licenciatura que está siendo evaluada por las instancias dictaminadoras internas: gestión empresarial. Las actividades académicas las desarrollaremos en las instalaciones de la escuela preparatoria Lázaro Cárdenas, en Yuriria, en tanto que contemos con nuestros espacios propios. El año próximo, cuando esté terminado el primer edificio -que tendrá capacidad para albergar dos mil estudiantes-, podremos ampliar la oferta y así abrir la licenciatura en diseño textil, la licenciatura en gestión del medio ambiente y una licenciatura en humanidades, que tendrá cuatro derivaciones: filosofía, historia, antropología y literatura. Con esto último reivindicaremos la tradición humanista yurirense, donde floreció durante casi cuatro siglos el Colegio de San Pablo, primera institución de educación superior de la entidad.
El campus está planeado para recibir en el mediano plazo hasta cinco mil estudiantes de la región sur, del norte michoacano y del resto del país, pues le apostamos a que la calidad de nuestros programas con el tiempo atraerá la atención de propios y extraños. Esa será la principal diferencia entre nuestra oferta y la del resto de las instituciones superiores, en particular las privadas: queremos crecer, competir, pero sin sacrificar la calidad y el prestigio que tanto trabajo ha costado acumular a una entidad pública como la nuestra, que siempre enfrentará la escasez de recursos pero no así la insuficiencia de voluntad de hacer las cosas bien, y el compromiso social y con la excelencia que caracteriza a los profesores, estudiantes y personal de apoyo de nuestra universidad. Y esto va en serio.

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