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viernes, 10 de octubre de 2008

UVEG: Ciencias sociales virtuales


Fui invitado por un despacho consultor, Earned Value, a participar en un grupo de enfoque dedicado a “identificar las necesidades que la educación superior deberá satisfacer en los próximos años, en materia de competencias profesionales que los egresados de las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades, y de Artes deberán poseer para desempeñarse con éxito”. Los resultados del estudio servirán para que la Universidad Virtual del Estado de Guanajuato (UVEG) pueda definir sus estrategias de crecimiento y oferta en este campo del conocimiento. Una docena de estudiosos acudimos al centro universitario Vinculación con el Entorno (VEN) de la Universidad de Guanajuato, en Silao, para interactuar con el apoyo de la última tecnología para la toma de decisiones ejecutivas. Me pareció una experiencia muy interesante, pues es muy reconocible que una institución de enseñanza superior, antes de definir su oferta, pida el apoyo de expertos en esta área específica para planear su desarrollo futuro en la materia. Y es más importante por el hecho de que la UVEG se plantea como instancia incluyente de las porciones de la población que carecen de un acceso efectivo y práctico a la educación escolarizada.
Las ciencias sociales, las humanidades y las artes son ámbitos del conocimiento tradicionalmente considerados “marginales”, “subjetivos”, “adjetivos”, “teóricos”, “interpretativos” y, para colmo, prescindibles por intrascendentes. Prueba de ello es la escasez crónica de programas de educación superior referentes en Guanajuato. Si contrastamos la situación de nuestro estado en cuanto a formación de especialistas en estudios sociales, políticos, económicos y culturales, con la de vecinos como Jalisco, Michoacán, Querétaro, San Luis o Aguascalientes, podemos percibir fácilmente el enorme grado de rezago relativo. En esas entidades existen desde hace tiempo numerosos programas superiores y de posgrado que han permitido formar una masa crítica muy importante de académicos e investigadores que han acumulado un acervo destacado de conocimiento sobre las realidades de esas sociedades regionales. Con esa sapiencia, se facilita enormemente el diseño y la definición de estrategias de desarrollo social, así como de políticas públicas y privadas para garantizar la pertinencia de la acción de los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos e incluso de las empresas y el sector privado emprendedor.
Las ciencias sociales, las humanidades y las artes deben acompañar el desarrollo armónico de un pueblo. Sin ellas no se establece plenamente la conciencia de grupo, la identidad cultural y la solidaridad hacia los conjuntos vulnerables. La ignorancia siempre será mala consejera, y peor cuando acompaña la ejecución de acciones de gobierno o de intervención social, pues sin el conocimiento previo y objetivo de la situación prevaleciente, el ejecutante se arriesga al fracaso o a la intrascendencia de sus acciones. Ejemplos abundan, y no tengo espacio para detallar algunos que he testimoniado.
Mi casa de estudios, la Universidad de Guanajuato, tiene una larga tradición en el ámbito de las artes y las humanidades. Tradición por cierto en mucho debida al interés personal del gobernador José Aguilar y Maya, allá en los años cincuenta. Pero en las ciencias sociales apenas se cuenta con unos pocos programas recientes. Somos muy pocos todavía los profesores e investigadores realmente formados en este campo. Es por ello que debe ser muy bienvenida esta iniciativa de la UVEG, ya que contribuiría a acercar a la población interesada y demandante de conocimiento en estos campos, tan poco apreciados por el resto de las instituciones educativas de la entidad. Afortunadamente el cultivo del saber académico en materias sociales, culturales y artísticas no es demasiado oneroso: sólo demanda vocación, ganas de trabajar duro en el estudio, inquietudes intelectuales, habilidades para la comunicación oral y escrita, espíritu tan abierto a las diferencias como crítico hacia lo establecido. Las ciencias sociales son forjadoras de conciencia crítica, y por ende ayudan a fortalecer la propia materia de su estudio: los vínculos comunitarios.
La UVEG podrá cubrir un “nicho de mercado” -como dicen ahora los tecnócratas- que está poco atendido. Se abre un “área de oportunidad” -para seguir con la jerga yuppie- que puede ser una alternativa interesante para los jóvenes y no tan jóvenes que deseen hacerse de una formación intelectual que es muy demandante y plena de retos, pero también con grandes satisfacciones potenciales. Las ciencias sociales y la humanidades tienen aplicaciones prácticas en nuestra vida cotidiana de las que somos muy poco conscientes, ya que estamos acostumbrados a pensar sólo en función de las profesiones liberales –abogados, contadores, ingenieros, médicos, etcétera-, cuyos campos de trabajo están saturados. Nuestra comunidad requiere en cambio de expertos en el análisis prospectivo de problemáticas sociales que nos afectan profundamente el día de hoy: la violencia social y la delincuencia; la desintegración social y familiar; la crisis de valores éticos y culturales; los impactos de la modernización y la globalización; las causas y consecuencias de las migraciones internas e internacionales; la salud pública y las nuevas pandemias; los aprietos de la democracia liberal y la falta de legitimidad de los gobernantes; el impacto social sobre el medio ambiente natural; la gerontología y el abandono social de los viejos; los límites de la sociedad postindustrial, etcétera. Es mucha materia para el estudio, la reflexión y el diseño de estrategias, con fundamento en la metodología científico social y humanística. Pero somos muy pocos los formados profesionalmente en este campo. Con la UVEG, habrá mejores perspectivas al futuro, gracias a la virtualidad y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

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