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martes, 6 de abril de 2010

México social, 3

México social, 3


Publicado en de Guanajuato.

Publicado en Eje Central, El Poder de las IdeasCEINPOL

Decía que en los “Diálogos del bicentenario, por un México social” (24 y 25 de marzo pasados), me tocó participar en la mesa “Una nueva agenda social”. El diálogo sobre el tema partió de una conferencia magistral dictada por Mario Luis Fuentes, director del CEIDAS, una asociación civil de carácter académico muy vinculada con la UNAM, donde el propio Fuentes es investigador.
La Universidad de Guanajuato y el periódico Correo coadyuvaron con el evento, y yo asistí a invitación de ambas instituciones. En la primera laboro y con la segunda colaboro. A pesar del pequeño tamaño de la biblioteca “Armando Olivares” tuvimos gran asistencia de un público sumamente interesado en el desarrollo social de nuestro país, más en circunstancias tan delicadas como las presentes.

Mario Luis Fuentes desplegó una espléndida alocución. A partir de ella iniciamos nuestros comentarios los participantes en la mesa: la exdiputada Ruth Zavaleta, el senador Rogelio Humberto Rueda, el doctor Fernando Cortés y un servidor. Me dio mucho gusto compartir ese espacio con mi maestro Cortés, del Colegio de México, uno de los mayores conocedores de la dinámica de la pobreza en América Latina.
En mi exposición aventuré un ejercicio de imaginación, que creo dio buenos resultados. Como el conferencista nos propuso responder a la pregunta de si existe realmente una nueva cuestión social en el siglo XXI, yo planteé a la audiencia que en este año cabalístico de los centenarios, imagináramos que nuevamente ocurriera un estallido social, una nueva Revolución Mexicana. ¿Cuáles serían las banderas de esa nueva revolución?
Definitivamente no podrían ser las mismas de hace cien o doscientos años; los rebeldes de entonces tenían aspiraciones muy diferentes a las que podría plantear una insurrección posmoderna. ¿Qué planteos sociales haría la nueva Revolución Mexicana? ¿De nuevo la causa indígena de 1994? ¿O reclamaría cuestiones clasemedieras como el derecho a tener empleos dignos y bien remunerados? Como las revoluciones de antaño, ¿haría demandas en torno a la propiedad? ¿O esto es una anacronía? ¿Acaso plantearía salidas a la tensión actual entre la globalización y la regionalización? ¿La causa del género entraría en el menú de demandas? Y en caso de que sí, ¿cuál género? En un mundo posmoderno existe incluso la causa de la liberación de los machos oprimidos.
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Si la cuestión agraria -la tierra- era uno de los grandes problemas nacionales que describió Andrés Medina Enríquez en 1909, un siglo después ¿seguirá siéndolo? ¿Habrá todavía campesinos que exijan tierra para trabajarla? O más bien el recurso a controlar es el agua, particularmente en los medios urbanos.
La Nueva Revolución Mexicana deberá luchar por lo necesario en un país de adultos mayores, que se enferman y mueren de cosas diferentes que sus ancestros. Un país con limitada seguridad, con violencia criminal imbatible, y con el poder público corrompido. Una población mal educada, peor nutrida, desempleada y abatida. Muchos problemas para una nación que ya sufrió dos o más revoluciones, ¿y para qué?

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