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martes, 15 de marzo de 2011

San José de los Amoles

San José de los Amoles

Publicado en de Guanajuato.

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En 1718 el virrey Marqués de Valero firmó la orden para la fundación de cuatro pueblos en el Bajío celayense, donde se congregasen los indios de la región, a fin de contar con mano de obra para las ricas haciendas agrícolas de la zona del río Laja. Se trataba de Santa Cruz de Comontuoso, El Guaje, Los Amoles y Rincón de Tamayo. Los tres primeros son hoy día cabeceras de municipalidades de Guanajuato, y los conocemos con los nombres de Santa Cruz de Juventino Rosas, Villagrán y Cortazar. El cuarto conserva su nombre, y es una importante localidad de Celaya. Con esta acción se consolidaba y regulaba el poblamiento de una importante región agrícola, que le aseguró a la “puerta del Bajío” un destacado papel como productora de granos dentro del complejo productivo del centro-occidente del país.

San José de los Amoles, hoy Cortazar -así, sin acento-, fue erigido en partido político -zona administrativa- en 1857 por el Congreso del Estado de Guanajuato, y se le rebautizó como Villa de Cortazar, en honor al general insurgente Luis de Cortazar y Rábago, celayense, a quien se le reconoce por haber consumado la independencia en esta entidad, y por haber sido luego un gobernador claridoso y sensible a la educación pública. Su corazón descansa desde 1840 en la Capilla de la Purísima Concepción de lo que hoy es la Universidad de Guanajuato.
La historia matria de San José de los Amoles-Cortazar es abordada por el cronista vitalicio de esa localidad, don Rodolfo Mendoza Villagómez, en la monografía de 111 páginas que publicó la extinta Comisión Estatal de Conmemoración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Con abundantes fuentes documentales y testimoniales, don Rodolfo nos ofrece un digno recuento de los hechos de su patria chica, desde los más memorables e inscritos en los anales de la historia nacional –como el paso del ejército insurgente, o de las tropas revolucionarias- hasta el detalle de lo que los franceses llaman “petite histoire” del villorrio abajeño, que hoy es un municipio próspero y hermoso. Una de esas pequeñas historias es la de cómo el conocido puente colgante de Cortazar estuvo a punto de derrumbarse el mismo día de su inauguración, el 26 de agosto de 1922, ante los ojos atónitos del presidente Obregón, del gobernador Antonio Madrazo y de su diseñador el ingeniero Ernesto Brunel.
 

Otra historia local memorable es la del origen del Cristo Negro o Señor del Hospital, que hoy se venera en Salamanca y en una capilla de Cortazar; se adjudica la leyenda de haber compartido con Hernán Cortés sus desventuras de la Noche Triste, por lo que también se le conoció como “Señor de los agonizantes”. Luego transitó por el cacicazgo de Xilotepec, vivenció aventuras dignas de una novela, y terminó en estas tierras abajeñas donde se le venera con enorme devoción.
Cerro del Culiacán

Con poco más de 80 mil habitantes distribuidos en 350 kilómetros cuadrados y 32 localidades, Cortazar se ha beneficiado mucho de su ubicación geográfica, en pleno corazón del “Bajío profundo”. Comparte con Jaral del Progreso y Salvatierra la montaña más emblemática de ese Bajío: el cerro del Culiacán, donde el etnólogo alemán Paul Kichhoff quiso ubicar al mítico Aztlán y el origen de la peregrinación de los Mexica. Muchos cortazarenses siguen creyendo en esta historia, que los convierte en el ombligo de la historia nacional.
Chicomoztoc - Lugar de las Siete Cuevas


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