Al acercarse el final del año 2003 podemos concluir, en un intento de balance político, que en este año nuestro país se vio estancado como en pocas ocasiones anteriores. El único evento político que merece ser destacado en este malogrado “año de nones, año de dones”, fue la elección legislativa que se vivió el 6 de julio pasado, donde observamos la confirmación de la estabilización democrática en nuestro país. Sin embargo ese mismo evento fue empañado por la baja participación registrada; es decir que no hubo manera de convencer a los electores de acudir a votar. Luego, para colmo de males, el IFE se vio feamente manoseado por parte de las fracciones parlamentarias recién llegadas, que le impusieron un nuevo Consejo General sin haber sabido construir los consensos necesarios que consolidaran el creciente prestigio institucional de ese organismo, que tanto trabajo nos ha costado construir a los mexicanos.
Por el lado de las elecciones locales, vimos asomarse la sombra de las viejas mañas en Colima y en Ciudad Valles. Y no debemos ignorar los distritos federales que fueron anulados en Zamora y en Torreón. Es decir, que a pesar de la nueva profesión de fe democrática que hoy asumimos los mexicanos, todavía algunas de nuestras autoridades, o bien los dirigentes partidistas, se siguen dando el lujo de violentar las reglas e imponer reveses a nuestra buena fe. Nunca como ahora se ha confirmado el enorme valor que tienen los tribunales electorales independientes, que se han dado a la tarea de limpiar los eventuales cochineros en que partidos y gobiernos llegan a convertir las elecciones.
En este intento de balance también puedo aventurar que lo peor del año por terminar fueron los tortuosos affaires de los Amigos de Fox y el Pemexgate. En el transcurso de las averiguaciones que pudo impulsar trabajosamente el IFE se evidenciaron las complicidades institucionales y personales entre los personajes señalados con el dedo (Korrodi, Robinson, Romero Deschamps, Aldana, Eduardo Fernández) y los actores que se mantuvieron protegidos por las sombras (Fox y Labastida, principalmente). Las presiones, las negativas de información, los intentos de negociación subrepticia, las mentiras y las verdades a medias dejaron en claro solamente una cosa: que en México todavía confundimos la gimnasia con la magnesia, y que la política real se sigue conduciendo de manera deshonesta por parte de líderes que en el fondo nos siguen considerando a los ciudadanos como menores de edad, si no es que incluso como tarados. Pero de este nuevo mugrero se puede rescatar un elemento positivo: el que la autoridad electoral federal se haya fajado los pantalones y haya escarbado hasta donde los actores del poder se lo permitieron. El castigo a los partidos protagonistas fue proporcional a la ofensa y justo en términos políticos. Pero desgraciadamente no se avanzó hacia el castigo a los personajes concretos que ejecutaron estas maldades, y vemos ahora que los platos rotos los va a pagar la militancia partidaria, más que los dirigentes veniales.
A nivel estatal, las notas políticas principales giraron alrededor del desempeño del gobernador universitario y sus eventuales destellos de buen oficio, como sucedió en el caso del despido de su secretario de Gobierno o con los operativos de apoyo a los damnificados de las inusuales lluvias de este año. En general el Estado sigue bien administrado y sin mayores contratiempos a su seguridad y su tranquilidad social. Pero en la contraparte se pudieron apreciar resbalones y traspiés que no fueron pocos y sí algunos muy difíciles de explicar, como fue la aparente insensibilidad ante las tragedias de los paisanos en su andanza “cultural”, y más recientemente la torpeza con la que se promovió el replaqueo, que al final nadie atinó a justificar. Los cambios gubernamentales tampoco parecieron rebosar de racionalidad administrativa, y sí dieron la apariencia de constituir pagos de facturas partidistas. Nuevamente, como en tiempos del viejo priísmo, vemos al gobierno estatal y a muchos de los muncipales (de todos los partidos) convertidos en agencias de empleo para correligionarios, amigos y parientes, muchos de los cuales se han visto convertidos en “todólogos” que lo mismo sirven en una posición que en otra. La planeación no se evidencia cuando el gobierno parece responder a coyunturas, negociaciones personales y ocurrencias. En ese sentido, seguimos dando tumbos en materia política y nos mantenemos en un estadio de subdesarrollo que hace tiempo deberíamos haber superado, si así lo quisiéramos realmente.
Artículos de coyuntura publicados por Luis Miguel Rionda Ramírez en medios impresos o electrónicos mexicanos.
Antropólogo social. Profesor titular de la Universidad de Guanajuato y de posgrado en la Universidad DeLaSalle Bajío, México. Exconsejero electoral en el INE y el IEEG.
¡Los comentarios son bienvenidos!
Etiquetas
4T
Aborto
Academia
Agua
Alteridades
América Latina
AMLO
Antropologia social
Bicentenario
Campañas electorales
Candidatos independientes
Catolicismo
Ciencia política
Ciencia y Tecnología
Ciencias Sociales
Ciudad de Guanajuato
Ciudadanía
Conacyt
Conmemoraciones
Corrupción
Covid19
Coyuntura
Cuba
Cultura
Cultura política
Cultura popular y tradiciones
Delincuencia organizada
Democracia
Democracia participativa
Deporte
Derechos humanos
Derechos políticos
Desarrollo regional
Desarrollo social
Desastres naturales
Ecología
Educacion
Educacion superior
Elecciones
Estado de Guanajuato
Estudiantes
Ética
EUA
Familia
Federalismo
Función pública
Globalización
Gobernadores
Gobernanza
Gobierno federal
Guanajuato
Historia política
Historiografía
Homosexualidad
Identidad cultural
IEEG
IFE
IGECIP
impuestos
Indigenas y pueblos originarios
INE
Intolerancia
Izquierda
Juventud
La Radio
Lengua y lenguaje
León
Libros
Medio ambiente
Medios de comunicación
Memoria
México
Migración
Momias de Guanajuato
Mujeres y feminismo
Mundo
Municipios
Nacionalismo
Nuevas TIC
OPLEs
Organismos autónomos
Partidos políticos
Patrimonio
PEMEX
Personajes
Población
Poder judicial
Poder legislativo
Politica internacional
Posmodernidad
Redes sociales
Reforma electoral
Salamanca
Salud pública
Seguridad pública
Seguridad social
SEP
Sindicalismo
Socialismo
Sociedad civil
SOMEE
Terrorismo
Tribunal electoral PJF
UNAM
Universidad de Guanajuato
violencia política
Violencia social
Yo y mi circunstancia
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario