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martes, 4 de agosto de 2009

Cangrejos al combate...

Cangrejos al combate...

Publicado el el de Guanajuato.

Economistas y politólogos liberales coinciden: los monopolios y las hegemonías son perjudiciales para la sana competencia tanto en el campo económico como en el político. La diversidad, así como la libertad de elegir entre opciones diferentes, permiten que el consumidor o el ciudadano puedan recibir más calidad y variedad a cambio de su instrumento de intercambio: dinero o sufragio. Es por eso que los sistemas económicos o políticos que favorecen la competencia y la posibilidad de renovar se fortalecen en lo interno y le garantizan el incremento de los niveles de satisfacción y con ello la legitimidad del sistema en general.

Por supuesto, el egoísmo y la voracidad por el poder o el dinero, tendencias que pueden ser vistas incluso como naturales en nuestra cultura, conducen hacia lo contrario: el acaparamiento de espacios, la segregación de los competidores y la modificación amañada de las reglas del juego, de tal manera que se mantengan las condiciones que impiden la verdadera contienda que pueda amenazar la hegemonía establecida por las empresas o las corporaciones políticas en detrimento del resto de los actores. Los monopolios son letales para la libertad económica. Pero también lo son los partidos políticos de Estado, o los que sucumben a la tentación de comportarse como tales.

Este largo proemio me sirve para manifestar mi desacuerdo ante la iniciativa que la mayoría parlamentaria de nuestro estado busca imponer para eliminar la figura de las candidaturas comunes de nuestra legislación estatal. He señalado en múltiples ocasiones y de forma pública que el estatuto electoral de Guanajuato padece todavía de serios rezagos en comparación a los que imperan en otras entidades y por supuesto en la federación. Aunque tuvimos una reforma electoral el año pasado, fue imposible impulsar más modificaciones que las estrictamente necesarias para adecuarse a los cambios recientes en el código federal. Lo único adicional de alguna trascendencia fue que se haya retirado la facultad del ejecutivo del estado para proponer a dos de los cinco consejeros ciudadanos del Consejo General del IEEG. Pero no se fue más allá.

Las candidaturas comunes fueron admitidas en nuestra legislación a partir de la reforma publicada en agosto de 2002. Antes sólo se admitían las coaliciones electorales y los frentes políticos. Esta figura tiene fuertes ventajas con relación a la de la coalición, pues no obliga a los partidos a presentar una plataforma común, ni tampoco les hace perder la representación de cada partido en los órganos electorales. Pero es falso que las candidaturas comunes permitan rebasar los gastos de campaña, como he escuchado decir por radio a algún comentarista. En cambio, la candidatura común permite una mayor claridad en la asignación de diputados de RP y de regidores.
Si la iniciativa prospera estaremos dando un paso atrás, y confirmando a Guanajuato como uno de los estados más retrógrados en cuanto a favorecer la competencia por encima de consolidar hegemonías.

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