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viernes, 11 de junio de 2021

Elecciones 2021: todos ganan

Por: © Luis Miguel Rionda ©

Publicado en:
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El miércoles 9 de junio se realizaron los cómputos distritales y municipales de las elecciones realizadas el domingo 6. El siguiente domingo se verificaron los cómputos estatales en las 15 entidades con elección para gubernaturas.

La buena noticia es que nadie ganó todo ni perdió todo. Pero eso no quiere decir que las cosas se mantuvieron como antes. La polarización discursiva impulsada por la 4T y sus rivales no tuvo efectos disuasivos sobre el electorado: el 52.7% de los mexicanos acudió a votar, lo que fue un récord para unas elecciones intermedias. En 2015 la cifra nacional había sido del 47.7%; en 2009 fue de 44.8% y en 2003 de 41.3%. Aunque vale la pena recordar que, en 1997 –cuando el PRI perdió el control sobre el legislativo– el 57.7% de la lista votó, y en 1991, con padrón electoral nuevecito, lo hizo el 66%. Para un país donde el voto no es obligatorio –formalmente sí lo es, pues lo ordena la Constitución en su artículo 36 fracción III–, es un gran mérito que más de la mitad de sus ciudadanos acudan sin coacción alguna a manifestar sus preferencias políticas. Es un vaso medio lleno.

El gran ganador de este proceso electoral fue sin duda el Instituto Nacional Electoral (INE), así como los organismos electorales locales, todos ellos amenazados de desaparición por los caudillos de la 4T, incluyendo el presidente de la república. Su excelente desempeño técnico despejó esos nubarrones. Los mecanismos de información previa, como el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y los conteos rápidos, funcionaron a la perfección –excepto en Guerrero y otras entidades con organismos locales muy castigados en lo presupuestal–, y reforzaron la certidumbre y la confianza ciudadanas. Un millón 465 mil ciudadanos colaboraron en las casi 163 mil casillas instaladas en el país. ¡Sólo 32 no pudieron instalarse! Ello por la resistencia de pobladores en comunidades de usos y costumbres, o acosadas por la violencia.

Morena y sus aliados consolidan presencia territorial nacional, al hacerse de once gubernaturas de las quince en disputa. Pero no pudo preservar seis alcaldías clave de la Ciudad de México. Sólo conservó siete de las 16. La coalición Va por México y el partido Movimiento Ciudadano no avanzaron demasiado en la Cámara de Diputados federal, pero se convirtieron en factor real de oposición, que será muy importante para imponer un dique a las pretensiones centralizadoras y radicales del programa de largo plazo de la 4T, que parecían llevar hacia un modelo autoritario basado en una concepción clasista y sectaria del poder público. Las dos coaliciones lograron números cercanos en sus votos: Va por México (PAN, PRI y PRD) sumó 39.7%, y Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PVEM) un 42.8%. El resto de los 49 millones 107 mil 9 votos (17.5%) se repartió entre el MC, los tres partidos que no lograron superar el 3% de votación, los nulos y los candidatos no registrados.

El INE sometió a recuento a casi el 60% de los paquetes electorales integrados en las casillas. En 11 de los 300 distritos se fueron a recuento total. Tal vez se exageró, pero sin duda esta medida –agotadora para los consejos distritales– aportó más certidumbre sobre los resultados. El propio presidente López Obrador debió reconocer que estas elecciones fueron libres y justas, “no como antes” (¡!). En Guanajuato, mi estado, fue el caso del distrito 10 de Uriangato.


A nivel local la situación fue variopinta. En Guanajuato, el IEEG estuvo a punto de descarrilar por sus problemas de coordinación de procesos clave como el registro y seguimiento de las candidaturas. Con todo, sus 68 consejos funcionaron bien y sólo tres municipios requirieron recuentos por las pequeñas diferencias en los resultados del primer y segundo lugares: Santiago Maravatío (27 votos del independiente sobre el candidato del PRI-PRD), Huanímaro (271 votos del candidato Verde sobre el de Morena) y Silao (280 votos del candidato de Morena sobre el del PAN). El mapa político se volvió a redefinir, ahora con 18 alternancias en 46 municipios, pero lejos de las 24 alternancias de 2018 y las 33 de 2015.

El PAN pasó de gobernar 25 municipios a 22, pero con trece perdidos y diez ganados, entre ellos cuatro que gobernaba Morena. El PRI se movió de once a diez, ocho ganados en coalición con el PRD. Morena mantuvo Salamanca –su plaza fuerte gracias a los petroleros–, y logró Doctor Mora y el industrial Silao, pero va a dejar de gobernar en Acámbaro, Apaseo el Alto, Comonfort y San José Iturbide. El PRD triunfa en dos municipios que no gobernaba antes: Tierra Blanca y Xichú. Movimiento Ciudadano conquistó Pueblo Nuevo –con la dinastía Solórzano– y Moroleón ¬–con la hija de la candidata asesinada Alma Rosa Barragán–. Nueva Alianza conserva Villagrán. RSP logra Jaral del Progreso y San Diego de la Unión. Y un independiente en Santiago Maravatío.

En cuanto a la constitución de la nueva LXV Legislatura local, según el PREP el PAN confirmó e incluso amplió su carácter hegemónico al ganar 21 de los 22 distritos con el 41.8% de los votos, contra 22.7% de Morena, 10.3% del PRI-PRD, 3.7% del PRI, 4.6% del PVEM y 4.5% de MC. Morena ganó el distrito 14 de Salamanca con el 35.8% de los votos, contra 32.7% del PAN. En el Congreso local el PAN contará con sus 21 diputados de mayoría, sin ninguna posición de representación proporcional (RP). Como segunda fuerza encontrará a Morena con su curul de mayoría y seis de RP. Posiblemente otras cuatro diputaciones se asignarán al PRI, dos al PVEM y dos a MC, para completar las 36 curules. El PAN sumó 800 mil 445 votos del millón 914 mil 182 votos contabilizados en el PREP.

La micropolítica pone en evidencia el mosaico que es en realidad México…


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