Camino al INE
Por: © Luis Miguel Rionda ©
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El día de ayer el Comité Técnico de Evaluación (CTE), integrado
por convocatoria de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión con el
objeto de evaluar y seleccionar los aspirantes a cubrir las cuatro vacantes en el
Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), comunicó a la Junta de
Coordinación Política (JUCOPO) su propuesta de cuatro quintetas de aspirantes a
ocupar esas posiciones, de tanta trascendencia para la gobernabilidad de la
institución electoral más importante del país.
Al conocer la lista de los veinte candidatos, mitad mujeres
y mitad hombres, me llenó de satisfacción constatar que el trabajo desplegado
por el comité de expertos fue cuidadoso y atinado. Silvia Giorguli, Blanca Heredia,
Diego Valadés, Ana Magaloni, José Roldán, Sara Lovera y John Ackerman cumplieron
bien la meta para la que fueron reclutados. Gran inquietud había causado entre
muchos la designación, a fines de febrero, de este último, un activista públicamente
vinculado con el partido mayoritario. Afortunadamente, como quedó evidenciado
en su reacción individual de ayer ante la JUCOPO, el político-académico no
logró influir en el ánimo de sus compañeros, y las dos decenas de aspirantes
muestran perfiles de alto nivel académico, conocimiento profundo de la materia
electoral, sensibilidad política, e independencia partidista y de criterio. Al
menos es así entre los que conozco, que son la mayoría.
En particular me entusiasma que ocho de ellas y ellos son o
fueron consejeros en los organismos electorales locales. Cuatro más son
académicos en instituciones de prestigio. El resto tiene orígenes diversos,
pero vinculados a la materia. No tengo todavía el dato, pero calculo que el
promedio de edad debe rondar los 40 años. La escolaridad es alta: maestrías y
doctorados. Experiencias profesionales amplias en puestos de toma de
decisiones.
Pero lo principal es que no percibo vínculos partidistas
evidentes. Por supuesto que todas y todos poseen alguna ideología —las personas
inteligentes y preparadas se enamoran de las ideas—, pero apuesto a que su
profesionalismo les impide caer en favoritismos ante los actores de la
política. Eso es lo que requiere un buen árbitro en nuestro campo:
conocimiento, experiencia, carácter y amor por la democracia. Desde que el
entonces IFE fue totalmente ciudadanizado en 1996, la gran mayoría de los
consejeros y consejeras han demostrado ese compromiso fundamental, con alguna(s)
excepción(es) —siempre hay un negrito en el arroz.
Felicito al CTE y a la Cámara de Diputados. Esta última
tendrá ahora un trabajo más político que técnico, y se vale. Pero hay mucho de dónde
escoger.
Por cierto, en
Guanajuato se van a renovar tres consejerías del IEEG. El INE emitió la
convocatoria respectiva, y se inscribieron 165 aspirantes; 96 hombres (58.2%) y
69 mujeres (41.8%). Les toca ahora pasar los filtros cualitativos —examen de
conocimientos, redacción de ensayo, análisis curricular y entrevistas—. Hago
votos por que el proceso sea tan transparente como lo han sido desde 2014, por
el bien de uno de los mejores organismos locales del país.
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